.
y sin querer, el tenia los
ojos más tristes del mundo,
y aunque lo escondía muy
bien, bajo indiferencia,
risas, cerveza y
alice in chains, yo podía
olerlo a kilómetros de distancia,
podía sentirlo junto con el,
podía palpar que ese día
cambiaría nuestras vidas
y jurar que mi nombre ahora
seria escrito con letras de luz
junto al reflejo de las suyas.
ahora entendí
que no fue
una casualidad.
nada lo es.