miércoles, 7 de octubre de 2009

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La pequeñita Alicia jugaba a las escondidas,
mientras sus diminutas pero mal intencionadas 'amigas'
se reían de ella tapándose con los frondosos árboles que habian
en el patio del colegio, que luego se convertia en un bosque
que llegaba hasta más allá del río, donde los pecesitos, aún sin freir
saltaban alegres por los extraños rayos del sol que mal ni nunca
tocaban sus cuerpos escamosos.
Alicia jugaba, se sentía bastante sola, sus amigas eran bastante...
eran bastante muchas cosas, bastante adultas para ella, bastantes
apegadas a las pocas reglas que había allí ( las cuales Alicia odiaba con todo su ser)
eran bastante... hipócritas, demasiado para ser tan chiquititas.

Ella prefería jugar con su amigo, no tenía nombre, pero la venía a visitar
sólo cuando no había gente.
Él era encantador, seguramente el mejor amigo que se podía tener
( incluso le contaba sus secretos, y tenía la risa más risueña que ella
había oído... era como el cantar de mil pajaritos en un día de
sol con nubes con formas bonitas).
Pero había sólo un problema... y ella lo tenía presente.
Él era irreal.





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Superarme? Después de esto?
JAMÁS! ( nunca digas nunca, es como prometer
que vás a cambiar y sigues siendo la misma bastarda egoísta u,u!)

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